Todavía hoy
sigue siendo noticia el escándalo de la carne de caballo encontrada en
productos precocinados en toda la Unión Europea. Y es que los departamentos
sanitarios siguen haciendo análisis a los productos para encontrar más carne de
caballo como la que desató la polémica el 16 de enero pasado en Irlanda.
Analizando 27
muestras de hamburguesas congeladas, las Autoridades de Seguridad Alimentaria
de ese país encontraron rastros de carne de caballo en estos productos. Las
hamburguesas eran comercializadas en cinco cadenas de supermercados entre los
que se encontraban Lidl, Aldi y Tesco y que tienen presencia en varios países de
la Unión Europea. Además de Irlanda y Reino Unido, Francia, Alemania, Hungría, República Checa, y otros países de la UE, se han visto afectados
por el hecho.
Entre
muchas de las marcas implicadas de comida preparada, se encuentra la marca
Nestlé, quien ya retiró dos productos de pasta rellena de la marca Buitoni por
haber encontrado carne equina en ellos. De hecho, el mismo día en que se
encontraran los restos de la carne en los productos, la compañía decidió
retirar toda la producción de su proveedor Servocar, una empresa madrileña, que
le provee de carne y quien ya ha puesto en su página de internet un anuncio
indicando que es sólo un intermediario cárnico comercializador de carne de
vacuno cordero y avícola y que nunca ha distribuido, comprado o vendido carne
de caballo; que no procesa carne y que sólo vende piezas enteras (http://www.servocar.es/servocar.html). Y es
que todos se están lavando las manos en el proceso. Los supermercados le echan
la culpa a las empresas de las marcas que surten la comida preparada que se
comercializa en sus establecimientos; y
éstos a su vez, a sus proveedores de carne.
Aunque la
UE ya puso en marcha un plan de control para el rastreo de esta carne en los 27
países miembros, la noticia ha sido todo un escándalo en Europa y las personas están regresando a comprar carne
en las antiguas carnicerías para evitar ser presas del fraude de la carne
equina. Y es que al hecho se le ha dado el nombre de fraude, pues las
autoridades indican que las empresas no informaron en las etiquetas de los
productos que se trataba de carne equina y que no existía ningún peligro para
la salud. Sin embargo, hay quienes abogan por que el hecho sea considerado como
un problema de salud pues tres caballos que fueron sacrificados en el Reino
Unido contenían en la carne un antibiótico de tipo inflamatorio llamado
fenilbutazona.
Sin duda
que las empresas de alimentos preparados y congelados estarán registrando
pérdidas ante tales hallazgos. En pláticas informales ya se comenta de la
importancia de regresar a las carnicerías a comprar la carne con el carnicero
de confianza. En las grandes ciudades esto se torna un poco más difícil, pero
en los pueblos pequeños de los alrededores esto todavía puede ser posible. La
marca, que en el pasado era sinónimo de credibilidad está perdiendo terreno. Volver
a cocinar en casa después de cosechar las verduras de nuestro propio huerto,
así como comprar la carne con algunos vecinos de confianza, será visto en el
futuro, más como una necesidad que como un cambio de comportamiento para el
cuidado del medio ambiente y la salud.
Los
resultados de las pruebas de control que la UE puso en marcha el 15 de febrero,
se darán a conocer el 15 de abril. Estaremos pendientes de los resultados.